Quemaduras solares en la piel por Carmen Rodríguez, enfermera deportiva en Templars Xtrem Trail
Los corredores suelen centrar su atención en lesiones musculares y tendinosas que producen alteraciones en la marcha y a menudo restan importancia al cuidado de la piel, quizá porque las quemaduras solares no les impiden habitualmente la consecución de sus objetivos deportivos.
Sin embargo, la piel es el órgano más extenso y pesado de nuestro organismo que lo protege del ataque de agentes externos, actuando como primera barrera frente a infecciones de microorganismos, traumatismos y radiaciones.
Aunque la luz del Sol es necesaria para la formación de vitamina D e interviene en el metabolismo del calcio y por tanto en la formación y regeneración de los huesos (aspecto fundamental para un deportista) Está comprobado científicamente que si bien las radiaciones ultravioleta (UVA y UVB) estimulan la producción de melanina que protege la piel a través del deseado bronceado, un exceso de UVA daña la epidermis mientras que las UVB son capaces de penetrar hasta capas más profundas pudiendo afectar irreparablemente el ADN celular (Castro et al.,2010), estando ambas directamente relacionadas con la aparición de cáncer de piel (melanoma y no melanoma).
La práctica del deporte al aire libre significa someterse a dosis más elevadas de radiación y por tanto a un mayor riesgo de desarrollar lesiones cutáneas (Cañada et al. 2014) que pueden ir desde irritaciones, quemaduras o alergias a otras a medio y largo plazo como el envejecimiento prematuro, las manchas o el temido melanoma (Sociedad española de oncología médica,SEOM, 2015).
El riesgo se acrecienta con la suma de factores externos e internos, algunos podremos controlarlos fácilmente pero otros no:
Las tiradas muy largas como una ultramaratón prolongan la exposición en el tiempo a radiaciones.
Los entrenos o competiciones en días calurosos durante la franja horaria de 12 A.M a 17:00 P.M en los que la cantidad de radiación UV es máxima (Neira, A. 2011)
La altitud: En montaña llega más cantidad de radiación porque los UV atraviesan menor espesor de atmósfera, agravado este último punto por la disminución de la capa de ozono terrestre.
La latitud: Cuanto más cercanos nos encontremos al Ecuador, mayor perpendicularidad de los rayos del Sol y mayor radiación.
El Sol se refleja más cuando corremos por superficies claras y brillantes (una pista de tierra blanca, la proximidad a un lago, mar o neveros , incluso la hierba mojada...)
La época del año: Siendo en primavera y verano cuando es mayor la intensidad de los UVA /VB.
El Fototipo de cada corredor: El grado de reactividad al sol es individual, lo que significa que a igual cantidad de radiación unos corredores presentarán lesiones cutáneas en menos tiempo que otros. La Clasificación de Fitzpatrick es una herramienta muy útil y fácil de usar que nos permitirá establecer nuestros límites personales en cuanto a exposición solar y capacidad de bronceado.
Tener antecedentes de lesiones cutáneas, padecer ciertas enfermedades (Lupus) o el uso de determinados medicamentos pueden aumentar nuestra sensibilidad al Sol.
Las falsas creencias
Estar bronceado y "curtido" por el Sol, NO elimina la posibilidad de quemadura, la función protectora de los melanocitos es limitada.
Las UVA/VB son invisibles al ojo humano y traspasan las nubes, un día nublado no significa menos radiaciones : Asociar calor a mayor radiación también es un error bastante común. Recordemos que en invierno llegan mas rayos de Sol que en otras estaciones pero con menor intensidad.
"Las quemaduras solares se curan y ya está": La manida frase que todos hemos oído alguna vez de "La piel tiene memoria" se refiere a esto. El daño celular que producen las radiaciones UVA /UVB no se "ven" en muchos años, el cáncer "sale" mucho tiempo después. Se ha demostrado sobradamente que la cantidad más significativa de la exposición total a las ultravioleta ocurre antes de los 21 años de edad por lo que se debe evitar la sobreexposición al Sol durante ese tiempo para disminuir el riesgo de padecer cáncer cutáneo en la edad adulta.
El conocimiento de todos estos factores nos permitirá utilizar individualmente los métodos de protección más efectivos.
Sou ultramaratoniano de montaña ¿Cómo me protejo?
Como Carles en este reto, no podrás evitar la exposición en las horas centrales del día ni correr en altura ni por pistas de tierra en lugares poco frondosos, pero como él, todos los traileros podemos usar ropa clara (la hay con filtro para radiaciones UV) : Gorra de montaña con pala más larga de lo normal para cubrir bien los ojos y el rostro, buff para cuello...Si eres trail runner minimalista, ecológico y tratas de evitar el uso de sustancias químicas de cualquier tipo incluidas las cremas solares deberías usar ropa de manga y pata larga realizada con tejidos densos con buena urdimbre en todas tus travesías. Pero si te gusta correr pecho al descubierto o con ropa corta resulta imprescindible el uso de protectores solares.
Identificar tu tipo de piel te permitirá elegir tu factor de protección solar adecuado: Como norma general un fotoprotector del 30 bloquea el 96,7% de los rayos UV y uno del 50 el 98%. Para fototipos I y II el factor de protección recomendado es del 40/50 (Lázaro,M.2014).
En ultratrail, el peso y espacio del material es muy importante, por eso son muy útiles los formatos tipo barra pequeños, para reaplicar en marcha cada 2 horas ( las fórmulas se van eliminando de la piel con el sudor y la fricción) en las zonas más expuestas (nuca, orejas, nariz, labios, cuero cabelludo...son los grandes olvidados y los que más fácilmente se queman)
Seguramente tendrás paradas logísticas a lo largo del camino donde hayas dejado mochilas, aprovecha para incluir en ellas protección solar en forma de spray: Son muy rápidas de aplicar en brazos y piernas, no hay que extenderlas con la mano: Transparentes, ligeras, no pegajosas, son transpirables.
Un dato importante a tener en cuenta es que las fórmulas untuosas no se recomiendan en días muy calurosos porque evitan la sudoración y la ventilación, aumentando la temperatura corporal y el riesgo de patologías por calor.
Ya me he quemado ¿Y ahora qué?
La exposición solar sin protección produce reacciones cutáneas que aparecen a las 4-6 horas de exposición y alcanzan el máximo a las 12-24 horas para posteriormente disminuir a partir de las 72h.
Enrojecimiento, dolor, ampollas y eliminación de la piel muerta son los signos/síntomas clásicos de la quemadura por radiación solar.
El tratamiento sintomático siempre
Hidratar la piel por dentro y fuera con lociones con base acuosa sin perfumes y sumergir la zona afectada en baños de agua fresca suele aliviar.
NO aplicar nunca hielo directo ni cremas antisépticas o anestésicas.
NO cortar las ampollas si las hubiera, pues a la quemadura podríamos añadir el riesgo de infección.
Analgésicos orales tipo paracetamol solo si la lesión es tan extensa que nos impide dormir, por ejemplo.
Evitar la sobreexposición al sol hasta que se resuelva.
Y recuerda: LA PREVENCIÓN ES EL ARMA PRINCIPAL PARA EVITAR EL CÁNCER DE PIEL.