Con el devenir del tiempo correr se convierte en una actitud casi religiosa... Cada día sales en busca de más motivos para reafirmar tu fe.... Y uno llega a creer en aquello que no ven los ojos, en los limites inaccesibles que se ocultan tras la sucesión de horizontes cambiantes... Correr sabiendo que nunca alcanzarás esos lugares lejanos en la distancia y en el tiempo, lugares enmarcados a fuego en la retina, pero esa misma impotencia te inspira y te da fuerzas para seguir corriendo más lejos... Más allá... Seguir corriendo de forma instintiva, inducido por un impulso totalmente primario, dejándote llevar en busca de ti mismo a través de senderos sin final conocido..
Siempre llega un instante en el que sientes cómo tu ímpetu se fragmenta, sientes como tu energía se esfuma como vapor de agua sobre tu piel… Tu fuerza de voluntad se resquebraja poco a poco, casi en silencio, mientras en el centro de tu pecho los latidos se suceden apresuradamente en busca de su eclosión… Llega ese momento en el que te ves al borde del abismo, impotente ante el inconmensurable espacio en el que te encuentras… Eres el perfecto símbolo de la debilidad personificada. Tus músculos se niegan a reactivarse, el dolor se perpetúa en cada pequeño gesto… Te sientes hundido en la distancia… Eres apenas una imagen dispersa de ti mismo…
Entonces te detienes unos instantes, exhausto, casi inerte… Parece incluso que tu cuerpo quisiera recogerse sobre sí mismo en actitud vencida y ausentarse de tanto dolor y sufrimiento… Es entonces cuando, en tu interior, renace un pulso desconocido que activa tu alma de ultrarunner… Aun el dolor se inserta como agujas en cada una de tus articulaciones pero sabes que al final tu mente va a imponer un mandato inapelable, sabes que el dolor va a someterse a un dictamen superior…
Cierras los ojos una vez más... Respiras profundamente, con lentitud… Y de forma casi imperceptible levantas tu mirada y fijas tus retinas en la lejanía... No necesitas saber nada más, no te importa el camino que resta por recorrer, ni el tiempo en el que estarás debatiéndote en tu propia lucha interior… Porque ahora es cuando intuyes que tu límite está más allá de lo que siempre has creído…. Y sigues adelante… Sigues corriendo en busca de ti mismo.. Eres un ultrarunner…
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