Hace algun tiempo tuve un sueño.... Correr por la montaña siempre que ello fuese posible, correr en plena naturaleza intentando respirar el entorno en cada momento.
Y mientras eso ocurre experimentar el esfuerzo muscular en cada zancada mientras mantengo el equilibrio y me exijo la màxima concentración posible.
La naturaleza me brinda infinitas posibilidades... Subir, bajar, trotar, escalar... Relieves abruptos, parajes accidentados, el bosque profundo, las piedras esparcidas ... Todo ello forma parte del escenario en el que me muevo...
Cada kilómetro recorrido me brinda un nuevo paisaje con nuevas sensaciones y nuevas expectativas.
El espíritu de la montaña habita en cada recodo del sendero. Sólo tengo que dejarme conducir a través de sus dominios. Escuchar mi cuerpo y dejar que la mente se expanda buscando esa armonía que existe en el medio natural.
Tan sólo dejarse llevar y estar receptivo a los sonidos del entorno, escucharse a uno mismo en conexión con la naturaleza…
Un placer tan simple y sencillo muy cercano a la sensación de plenitud...