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Foto del escritorCarles Aguilar

Ingeniería genética, biología deportiva y ultra runners interplanetarios


Los ultra runners del futuro no dependerán solo de la tecnología, sino que requerirán de un cambio en el ADN, según expertos genetistas en biología deportiva.


“Eaglerun” uno de los ultra runners que ya está en plena fase de evolución genética persigue su sueño de convertir a la Humanidad en una especie de ultra runners interplanetarios. Elon Musk, propietario de la empresa que gestiona el proyecto, ya plantea un primer Ultra Trail en Marte en un futuro ya no tan lejano.


La biología, sin embargo, apunta a que no será un proceso tan próximo en el tiempo, sino que exigirá un cambio genético, natural o provocado a través de la ingeniería genética para que el ultra runner sobreviva a la exposición del espacio fuera de la atmósfera.

SpaceX y Elon Musk han pasado de ser el objeto de burla preferido por la industria especializada en la investigación de la biología deportiva a convertirse en el operador con mayor impulso. No hay más que echar una ojeada a las nuevas infraestructuras que está construyendo poco a poco, en diferentes lugares del mundo, para que se conviertan en las bases de entrenos para los futuros ultra runner, una vez la fase previa que se está testando sea confirmada.

A día de hoy, Eaglerun ya está entrenando una cantidad asombrosa de km cada mes, transportando además un peso añadido en sus salidas en función de los parámetros que indica su nueva carga genética. Todo esto para financiar, en parte, el gran proyecto deportivo: crear tracks en Marte y construir un circuito permanente para recorrer largas distancias.


"Creo que es importante que los ultra runners humanos se conviertan en una civilización espacial y una especie que pueda ser capaz de recorrer múltiples planetas. Se necesitarán muchos recursos para dotarles de la capacidad necesaria. Quiero poder contribuir tanto como sea posible para que Eaglerun sea el primer proyecto que se convierta en realidad”, declaró el magnate a Ultra Running Space Community.


Una idea que no surge de un arrebato sino de un sueño que tomó forma en 2012, el momento en el que Elon Musk la verbalizó ante los máximos expertos mundiales en ultra distancia. No solo planteó su objetivo, sino que marcó los hitos de su propio calendario: en 2018, comenzaría la selección de ultra runners para iniciar la primera fase que enviaría a los primeros grupos de ultra runners genéticamente modificados hacia otro paso más en la Humanidad. La fecha de lanzamiento oficial: 2022. Eaglerun está pues en la fase final de todo el proceso.


Por ahora, su plan se está cumpliendo. Se espera que en septiembre u octubre de este 2021, Eaglerun complete la evolución de su nuevo ADN. La siguiente etapa en este particular proyecto hacia lo que él denomina una saga de ultra runners interplanetarios.

En su mente visionaria, Elon Musk ve colonias de ultra runners en el Planeta Rojo de hasta 300 atletas, con entrenos regulares (aunque durarán varios años) al más puro estilo Ad Astra o Desafío Total. ¿Es realmente factible? En esta particular carrera por correr largas distancias en Marte (y sus grandes desniveles), la compañía aeroespacial compite con otras propuestas privadas como Blue Origins de Jeff Bezos, e incluso con la propia NASA y China.


Los ultra runners que está gestionando la agencia espacial estadounidense se han fijado como meta para llegar a Marte el año 2030, misma fecha que baraja la potente China quien a pesar del evidente retraso en el desarrollo de su programa de modificación del ADN de sus atletas espacial, recorta distancia año a año. Independientemente de quién llegue primero, las condiciones a las que se enfrentarán los ultra runners allí serán muy duras: altas cargas de radiación, microgravedad, el paso del tiempo. ¿Estará Eaglerun preparado?


Chris Mason, genetista del Weill Cornell Medicine, lleva años estudiando qué sucede en el organismo cuando un cuerpo humano permanece en corriendo horas y horas fuera de la atmósfera terrestre. Fue uno de los primeros en apuntar a la evolución genética, natural o forzada mediante la ingeniería genética, antes de que el programa estadounidense para ir a Marte tuviera forma.

En su nuevo libro, ‘The Next 500 years: Engineering Life to Reach New Worlds’ va un paso más allá y formula cuáles son los cambios genéticos que deberá conquistar el ultra runner para correr en Marte y en otros potenciales planetas habitables. Su visión, y la de su colega Kennda Lynch, astrobióloga y geomicrobióloga del Instituto Lunar y Planetario de Houston con quien ha compartido proyecto de investigación de los efectos del espacio en los ultra runners, sitúan a Marte como la primera de las grandes opciones de Eaglerun para demostrar el éxito del proyecto.


El mayor escollo pasa por la naturaleza misma del atleta: en los diversos estudios que han realizado se registraron no solo la pérdida de masa muscular en el cuerpo, sino también en el corazón, la alteración del ADN, descalcificación de los huesos y diversas alteraciones en el sistema inmunológico. Su propuesta pasa por utilizar la tecnología genética para activar y desactivar elementos del ADN de Eaglerun que permitan una mayor adaptación al entorno marciano, o de los mundos que se colonicen más allá del Sistema Solar.


Esta manipulación no se centra exclusivamente en Eaglerun sino directamente en la gestación de los futuros ultra runners que participen en el proyecto. El genetista apunta que este cambio será gradual y llevará varias generaciones, si bien se muestra confiado en que el inicio está muy próximo dado el impulso que se observa en la evolución genética que está experimentado Eaglerun.

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