Mi vida se ha desarrollado siempre en centros urbanos y, especialmente en estos últimos años, en una gran ciudad como Barcelona pero desde que empecé a correr por lugares cercanos a la montaña y pude visualizar paisajes que me ofrecían nuevas expectativas fui capaz de entender que ante mis ojos se abría un mundo de nuevas sensaciones.
Pero eso fue sólo un principio ya que en esta reciente etapa, superada la fase de correr para competir y seguir bajo la tiranía del crono, las series y las marcas personales, me puedo permitir la licencia de encontrar nuevos caminos físicos y mentales a explorar y buscar una conexión que nunca antes hubiera imaginado que pudiera existir.
El trail running es, desde hace tiempo, un aspecto fundamental en mi vida además de que muchas sensaciones cotidianas giran en torno a esta actividad. Puedo asegurar que compensa enormemente la opción de estar todo el tiempo posible perdido en los caminos y senderos de las montañas simplemente corriendo y observando el entorno mientras pienso que la otra opción quizás fuese estar encerrado entre cuatro paredes preocupándome por situaciones cotidianas que, a veces, sólo generan complicaciones inútiles y sin capacidad resolutiva sino dependen directamente de uno mismo ...
Tampoco quiero idealizar el hecho de correr por la montaña y darle un valor supremo pero es lo que realmente llena mi espíritu y genera importantes dosis de motivación. Soy un trail runner y eso, entre otros conceptos, es algo que me define y me impulsa a encontrar cada día nuevos alicientes y nuevas experiencias.
Está claro que no está a mi alcance vivir la vida que realmente desearía pero lo más próximo, lo más cercano que he encontrado por el momento es el hecho de correr libremente por los caminos en las montañas. Es una sensación de autenticidad en la que puedo sumergirme durante horas de forma inmediata y sin ningún tipo de condicionantes. Durante esas horas en la montaña encuentro el sentido de lo auténtico y puedo permitirme el lujo de vivir una realidad en la que me siento perfectamente integrado de una forma natural y fluida.
Puedo encontrar un camino desconocido frente a mí o un lugar nunca antes explorado y ese momento me permite obtener el estímulo que me empuja a avanzar y a experimentar esa decisión con todas las consecuencias. Es simplemente una acción real que nada ni nadie puede manipular.
Necesito correr cerca de la montaña, necesito entrar en sus dominios porque, sencillamente, me inyecta dosis importantes de vida. Es un contínuo aprendizaje que nunca concluye, es un abanico de posibilidades en el que puedo elegir la dirección a seguir centrándome únicamente en mí mismo y en todo lo que me rodea, es un sensación de silencio y pura naturaleza que no puede describirse con palabras.
Siempre digo que correr da alas a la mente y en este caso, cuando corro por las montañas, es mi propia mente la que sugiere espacios de creación que no son tangibles en ese momento, un cúmulo de sensaciones únicas que existen y desparecen en apenas un segundo. como un eco aéreo que hay que cazar al vuelo para transformarlo luego en expresiones de creación personal.
Por eso correr por la montaña es algo más que una filosofía de vida, es una búsqueda incesante de la verdad, de todo lo nuevo que descubro en cada salida. Es un compromiso adquirido conmigo mismo a través de la distancia.
Soy trail runner .... No necesito inscribirme en carreras aunque lo he hecho durante muchos años, la motivación personal la encuentro de forma muy fácil e inmediata cuando salgo a la montaña, me sumerjo en la belleza del entorno y vivo intensamente mi aventura cotidiana en plena naturaleza.
Correr en libertad es un instinto primario que sigue latente en el interior. Es una dosis diaria de energía que recarga mis baterías de forma automática, es una necesidad inherente a mí mismo. Atravesar los caminos, ascender las laderas, descender a los valles y después… Vuelta a empezar.
Es una ceremonia que ejecuto con plena consciencia y que me acerca cada vez más a mí mismo, a todo aquello que finalmente es auténtico y real