Cuida tu espíritu como sabes que debes hacerlo… Mantén la perspectiva orientada hacia el mañana y centra la visión en todo aquello que realmente te afecta, nunca dejes de elevar la mirada aunque creas que no puede sorprenderte lo que visualices en el horizonte.
Tu espíritu interior permanecerá atento para no dejarte vencer por ese simulacro de huida constante que se dibuja entre el miedo, el cansancio y todo aquello que no te permite experimentar una creciente sensación de paz interior y aunque a veces la penumbra eclosione frente a ti siempre existe un instante en el que puedes salir de tu sueño más profundo y en ese leve despertar seas consciente de que las sombras sólo existen cuando los ojos se cierran ante el resplandor del mundo.
Ahora estás trazando un camino que te permita establecer de nuevo la conexión con el espíritu interior y construir cada día una nueva experiencia. La capacidad de observar no depende sólo de la mirada externa, quizás está conectada con la visión interior. Todo ello está incrustado en la mente y tan sólo si eres capaz de observar y analizar aquello que te rodea tendrás la virtud de crecer en cada momento vivido.
No necesitas una luz que te deslumbre ya que es tu determinación la que te permite disipar las oleadas de niebla que transitan alrededor. La mente debe aprender a dejar espacios en blanco y guiarse por la ley ancestral que define el instinto de supervivencia. Si eres capaz de ver en la oscuridad, una pequeña rendija de luz será como un destello hacia el horizonte de la vida.
Más allá de juicios superfluos lo importante es mantener una actitud de atención consciente entre lo positivo y lo negativo buscando siempre el equilibrio, evitando la necesidad de elegir y viviendo al máximo tu propia vida porque ello enriquece tu espíritu a través de cada instante de la existencia.
Trabaja día a día para mantener vigente la arquitectura de tu propia superación y busca transformar todo lo negativo en positivo a través de la inteligencia emocional porque tendrás la posibilidad de superar los límites de la decepción.
En la vida todo surge y después se diluye en el tiempo. Puedes crecer o limitarte a permanecer pero si te mantienes despierto serás capaz de vencerte a ti mismo para derrotar la inercia de esa fuerza de gravedad predispuesta a ayudarte a caer. Estás caminando a través de tu propia vida y esa acción implica mantener en alto el estandarte de tus convicciones.
Puedes utilizar un sinfín de palabras porque la palabra siempre es un arma poderosa y en tu mente habitan innumerables vocablos pero eres consciente de que su exceso es muchas veces innecesario si lo que realmente buscas es establecer un nivel de pensamiento que te permita mantener un nivel de control exento de elementos contradictorios o destructivos.
Y es entonces cuando buscas la conexión entre palabras y pensamiento, ideas que transcurren por tu mente sin orden ni control... Cuando despojas esas palabras de todo tipo de aderezos innecesarios, se conectan con los pensamientos y pretenden construir acciones de vida, es entonces cuando el ángulo de visión debe ser amplio y diáfano como un inmenso océano transparente y tranquilo frente a ti mismo.
Sólo pretendes ser capaz de pensar cuando creas que debes hacerlo, ser capaz de conectar y desconectar en función del objetivo y del mapa que dibuja tu propia recorrido en cada minuto de la vida…
Quizás esa es la primigenia esencia de tu trayecto, quizás entonces puedas avanzar sin ver la luz…