Hace algún tiempo que me ronda por la mente una pregunta para la que hasta ahora no he encontrado una respuesta convincente: ¿por qué cada vez compito menos y dedico mucho más tiempo a correr largas distancias?
No tengo una sola respuesta pero sí que a través de un paralelismo he conseguido visualizar algunas de mis razones.
He competido de forma continuada durante más de 10 años en distancias desde 10 km hasta maratones y lo he hecho con intensidad, absoluta determinación y entrega pero de un tiempo a esta parte algo ha cambiado en mi ... La sensación al competir es como el sexo físico o fenotípico. Una especie de reacción química, quizás instinto animal, ante la atracción que supone ser plenamente consciente de que vas a sumergirte en una acción directa, sin paliativos. Cuando vas a competir sabes que vas a darlo todo, que vas a vaciarte sin pensar en reservar ni un gramo de energía. Es una acción absolutamente sensorial, solo piensas en alcanzar el climax por encima de todo. Esa es la prioridad. No hay vuelta atrás, no existe término medio. Si no cumples las expectativas y alcanzas la meta en pleno éxtasis, te hundes en la miseria. El corazón late revolucionado como si fuera a estallar en la garganta, tu respiración se convierte en un jadeo sonoro… Eres un depredador en movimiento. Sólo quieres llegar a consumar esa acción…. Es una acción puramente sexual, que muchas veces no razonamos, simplemente nos sumergimos en la vorágine…
Pero la ultra distancia, es otra cosa… Para empezar no necesitas demostrar nada, no es una relación explosiva… Para entrar en sus dominios debes ser capaz de interpretar el arte de la seducción. Ella es capaz de hablarte sin articular ni una sola palabra porque su belleza es tan enorme que muchas veces no necesita utilizar lenguaje alguno, tan sólo te sugiere que eleves tu mirada y te dejes llevar. Debes ser capaz de acercarte a ella con admiración y a la vez con mucho respeto. Sin apenas darte cuenta empezarás a sumergirte en un ritual de posesión y dependencia cuando ella te muestre sus secretos, su magia oculta. Pero debes actuar con mucho tacto, tratarla con suma delicadeza porque no le gusta que quieras ir demasiado rápido y en cada uno de los instantes que compartas con ella tendrás la oportunidad de aprender a interpretar sus señales. Jamás la conquistarás con una acción directa y explosiva. Ella necesita tiempo, necesita que le muestres tu cariño contemplándola detenidamente a través de las horas. Si eres capaz de seducirla alcanzarás a vivir momentos indescriptibles que dejarán una huella indeleble en tu retina y perdurarán para siempre en tu interior.
Si buscas sólo sexo no te fijes en ella pero si quieres una experiencia definitiva que te cambie la vida y moldee tu espíritu entonces aprende el arte de la seducción.