Una posibilidad real ...
Desde que somos unos niños sin apenas saber hablar ya empezamos a formar una imagen de nuestra propia identidad. Empezamos poco a poco a ser conscientes de quienes somos, cual es nuestra situación y hasta qué punto somos capaces de valernos por nosotros mismos en las diferentes situaciones que vamos experimentando a través de los años.
Aunque durante este período de crecimiento físico y mental también nos vemos influenciados por las opiniones y juicios de valor de los demás, de las personas con las que de una forma u otra convivimos y nos influyen con sus actitudes.
En ocasiones tenemos la sensación de que no somos capaces de realizar tal o cual proyecto o de asumir responsabilidades en base a lo que nos han dicho otras personas y eso repercute negativamente nuestra capacidad de acción.
Es decir, de alguna forma nuestra motivación pierde fuerza en función de opiniones ajenas que no podemos obviar. Nuestra autoestima va perdiendo puntos hasta hacer descender de forma importante nuestro nivel de confianza. En definitiva, dejaremos de creer en nosotros.
Pero este error puede resolverse porque cada persona tiene en su poder las armas necesarias para alcanzar sus objetivos. Todos somos seres únicos e irrepetibles con un bagaje que la vida nos ha ido adjuntando, con nuestros defectos pero también con nuestras virtudes. Cada uno de nosotros somos personas altamente capacitadas para conseguir nuestros propósitos. Sólo es necesario que seamos conscientes del potencial que tenemos y que, en ocasiones, no hemos utilizado de forma adecuada. Así que hay que empezar por reconocer quienes somos y hacia dónde queremos ir y hacerlo sin ningún tipo de duda ni demora, sin compararnos con nadie. Hemos de convivir con nuestras señas de identidad sin establecer comparaciones inútiles ni valorar realidades ajenas. Somos nosotros y nuestras circunstancias y estamos capacitados para emprender cualquier proyecto que creamos necesario. La propia naturaleza nos ha equipado con todo lo que necesitamos para iniciar ese camino.
Sólo es necesario ponerse en marcha, iniciar los primeros pasos con decisión aunque no sea fácil al principio.
Cree en ti mismo y los demás creerán en ti, debemos transmitir seguridad para que se nos reconozca nuestro valor. Todos tenemos un equipaje único que nos hace diferentes y esa es nuestra tarjeta de presentación para empezar a abrir las puertas a las queremos acceder. El camino está dispuesto frente a cada uno de nosotros... ¿No vamos a movernos?
Todos tenemos en nuestra memoria momentos difíciles que hemos superado, objetivos que hemos alcanzado cuando creíamos que era algo fuera de nuestro alcance y sin embargo lo hicimos en su momento. Ese es el valor que sigue habitando en nuestro interior y que hemos de volver a activar alimentando la confianza en nuestras posibilidades.
Los obstáculos que podamos encontrar en el camino siempre serán más pequeños que nuestra fuerza de voluntad. Déjate llevar por la convicción de que puedes conseguirlo. Confía en ti y decide por ti mismo. Cree en ti, sin darle importancia a lo que digan los demás. Tus decisiones son aquellas que tú crees más convenientes. Has decidido actuar, así que todo tu esfuerzo no va a perderse por nada del mundo. Aunque no sea fácil sabes que vas a conseguirlo, que vas a abrir tus alas y emprender un vuelo hacia tus sueños, hacia tus objetivos. Sin miedo, centrándote en ti mismo, creyendo en ti porque tú eres discípulo de ti mismo. Piensa en positivo y podrás hacerlo. Aunque te equivoques, ese posible error se convertirá en un lección positiva para dar otro paso más al frente. Cuando pienses que nadie cree en ti, no olvides que eres un guerrero de la vida y que tus armas son el pensamiento, las palabras, la habilidad, la determinación, la acción…
Cree en ti por encima de todo.