Existe una frase que se ha dicho en infinidad de ocasiones y, aún corriendo el riesgo de ser recurrentes, la reiteraremos una vez más: correr es una filosofía de vida.

 

La vida activa de un corredor se sabe cuando empieza pero no cuando termina. En este aspecto pueden influir innumerables factores como lesiones, disponibilidad, aspectos profesionales, situaciones personales, etc. De cualquier forma los corredores vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida determinados elementos que quedan integrados de forma irreversible en nuestro ADN.

 

Otro aspecto determinante es la evolución lógica y natural a la que se ve sometido el corredor simplemente por la evolución biológica de nuestro organismo y nuestra propia arquitectura mental. Dicha evolución puede estructurarse en distintas fases, por ejemplo: un primer nivel seria el de introducción y adaptación a esa nueva situación física y mental que genera el hecho de correr de forma habitual. Una primera etapa en la que paulatinamente vamos descubriendo nuevas sensaciones y que va convirtiéndose en un aspecto cada vez más ligado al devenir de nuestra vida cotidiana: dormir, comer, trabajar, relacionarnos, descansar y correr ... Una vez superada esta primera fase observamos que nuestra progresión ha sido creciente y tomamos la determinación de que ha llegado el momento de iniciarnos en la competición. Nos exigirnos ser más veloces, correr más rápido y participar en competiciones populares. Es la época en la que entramos en contacto con los planes de entrenamiento, las series, los cambios de ritmo y poco a poco nos vamos “obsesionando” por el crono, por mejorar nuestros propios registros, por intentar ir cada vez un poco más rápido y asociamos la velocidad con la probable plenitud del corredor ... 

 

El siguiente escalón llega cuando, después de unos años, ya hemos alcanzado nuestro techo deportivo y luchamos por mantener el nivel obtenido siendo conscientes de que ya no podremos superar nuestras mejores marcas personales, pero aún así nos empuja la necesidad de seguir demostrándonos que somos capaces de resistir determinados ritmos y mantener el tipo en nuestra distancia favorita aún sabiendo que el sufrimiento y el sacrificio va a ser mayor, que nuestro esfuerzo va a multiplicarse en cada km que avanzamos y, a pesar de todo ello, aún seguimos, de alguna forma, manteniendo la dependencia del crono...

 

Existe una fase posterior, que es cuando el corredor empieza a experimentar la necesidad de liberarse de la tiranía del tiempo y comienza a ser plenamente consciente de que el hecho de seguir corriendo traspasa los límites de los dígitos que marca un simple registro electrónico. Es cuando el corredor empieza a descubrir el verdadero sentido del concepto de correr como sinónimo de libertad, de plenitud interior, de rencontrarse consigo mismo, de correr durante más tiempo, de correr más lejos aunque sea más  lentamente ... Es el momento en que el que la conocida frase “Correr es una filosofía de vida” empieza a adquirir nuevos matices y, en poco tiempo, recobra su auténtico significado y genera nuevos impulsos ... Es, de alguna forma, como desconectar de los rigurosos entrenos programados y de la disciplina más estricta, de las competiciones impuestas, de los planes de entreno genéricos e impersonales que controlan nuestra vida deportiva ... Es simplemente entrar en otro nivel ...

 

Y entonces nos planteamos: cómo puedo articular esa teoría, ese cúmulo de conceptos y de sensaciones sin perder el vínculo definitivo con el origen y la esencia de todo corredor. Sin que suponga una ruptura total con lo establecido pero al tiempo permita ejercer y crecer en ese espíritu de libertad ...? Cómo puedo liberarme como corredor sin caer en la más pura anarquía ...? cómo puedo despojarme de las ataduras de los ritmos y el cronómetro sin perder mi propia esencia ...?

 

Encontrar un cierto equilibrio es complicado porque, como acabamos de comentar, la esencia del corredor se lleva incrustada en los genes y durante muchos años nos hemos movido por el impulso continuado de superación de nuestras propias marcas personales. Hemos corrido decenas de carreras en todas las distancias, desde pocos kilómetros hasta más allá del Maratón. Hemos soportado temperaturas extremas desde varios grados bajo cero hasta rozar los 40º a pleno Sol. Hemos luchado frente a las inclemencias del tiempo: lluvia, viento, granizo ... Hemos corrido por el asfalto, por la alta montaña, por el desierto, los valles y las llanuras. Hemos entrenado miles de kilómetros durante muchos años. Hemos conseguido, hasta ahora, superarnos a nosotros mismos en todas las distancias. Hemos sido víctimas propiciatorias del cronómetro. Hemos entrenado duro hasta la extenuación. Hemos sufrido lesiones, hemos soportado el dolor, hemos conocido el agotamiento extremo. Nos hemos sacrificado hasta limites insospechados para intentar alcanzar nuestros objetivos y hemos llorado al conseguir alguno de ellos ... Hemos publicado decenas de entradas en las redes sociales detallando los pormenores de nuestros entrenos y competiciones, los ritmos de cada serie, las distancias recorridas, los desniveles acumulados, los gráficos de las pulsaciones ... Ua y otra vez hemos seguido este mismo ritual con el punto de mira puesto, de forma casi obsesiva, en la posibilidad de mejorar nuestra última marca personal y durante ese período de tiempo nos hemos sentido plenamente realizados y en cada entrada publicada en nuestro Blog, en Facebook o en Instagram hemos reflejado con todo detalle nuestras sensaciones y estado de ánimo, siempre con las expectativas centradas en superar los datos registrados del día anterior…

 

Después de un tiempo ya no nos motiva especialmente el transcribir de forma periódica los datos de nuestro GPS al ordenador, relacionar en un listado las últimas series con la progresión en cada una de ellas. No las consideramos imprescindibles (Es más, en muchos casos, incluso descartamos la idea de realizarlas), el hecho de entrenar o competir 30, 40 ó 60 segundos más rápido ya no es algo especialmente significativo para nosotros ... Sentimos que necesitamos otros alicientes, otras fuentes de motivación ... Aunque, obviamente, si tuviéramos que hacer un balance de lo vivido hasta ahora como corredores, en la gran mayoría de los casos, sin duda, éste seria positivo ...!! Utilizando otra frase al uso diríamos que: "Correr nos ha llenado de vida ..."

​

Pero estamos sujetos a un proceso de constante evolución. Los conceptos, las ideas, no son términos estáticos e inamovibles y además no deben serlo bajo ningún pretexto y en mi caso de forma especial, ya que tengo ese criterio absolutamente asumido desde siempre. Tanto en mi vida personal, como profesional y deportiva he intentado introducir cambios, nuevos escenarios y nuevos horizontes que, por encima de todo, me faciliten la posibilidad de ser capaz de observar la realidad desde diferentes prismas intentando que cada nueva situación, cada nueva experiencia me aporte otros conocimientos y nuevas motivaciones...

 

Y ahora qué ...?

 

Vamos a seguir corriendo, vamos a seguir corriendo siempre que sea posible ... Pero he buscado un concepto diferente y lo he estructurado aproximándome al máximo a la percepción de lo que realmente apetece a muchos corredores de larga distancia en estos momentos... Queremos seguir corriendo bajo otras perspectivas y con nuevos planteamientos sin perder totalmente los vínculos con nuestras propias raíces como corredores y con nuestra propia identidad...

 

XTREM RUNNING TRACKS es el instrumento ideal para cualquier corredor independientemente de su edad, sexo y condiciones...!!